1241
Anuket

Belmond Royal Scotsman: Escocia al ritmo del traqueteo

Escocia tiene una magia propia, pero descubrirla a bordo del Belmond Royal Scotsman es transformarla en leyenda. Desde el instante en que subí a su elegante vagón de madera pulida, sentí que este viaje no sería solo un recorrido: sería una historia.

El traqueteo suave del tren marcaba el compás mientras nos adentrábamos en las Highlands. A través de la ventana, la niebla danzaba sobre los lagos y los picos se alzaban como gigantes centinelas. El aire olía a musgo, a bruma, a aventura.

Cada día era un capítulo nuevo. En Kyle of Lochalsh, el castillo de Eilean Donan se reflejaba majestuoso en el agua, como un guardián del tiempo. Más tarde, en las islas, sentí el viento salado y el eco de antiguas leyendas mientras exploraba costas donde la naturaleza manda y el alma se libera.

7.png (1)

Pero la esencia escocesa no solo está en sus paisajes. En una finca privada, alzamos copas de whisky mientras un gaitero vestía la tarde de notas ancestrales. En Inverness, cuna de clanes y batallas, el peso de la historia se sentía en cada piedra.

Y a bordo, el lujo era sincero y sin ostentación. Despertaba con el aroma a café y un paisaje nuevo tras el cristal. Las cenas, más que comidas, eran celebraciones: salmón ahumado, cordero de las Highlands y dulces que sabían a hogar. Y tras cada banquete, la chimenea del vagón salón nos invitaba a compartir relatos, risas y sueños.

Cuando el viaje terminó, supe que no dejaba atrás Escocia. Me la llevaba conmigo: en la bruma de sus lagos, en el sabor de su whisky y, sobre todo, en ese traqueteo que me enseñó que hay viajes que no terminan al llegar... sino que viven para siempre en el recuerdo.